Pero son pocas las personas que saben
que el Jardín Botánico, una joya de Palermo,
se llama Carlos Thays en honor a quien lo creara.
Carlos Thays fue un francés que
nació en Paris a mediados del Siglo XIX y comenzó
a visitar nuestro país hacia 1890 cuando proyectó
su primer trabajo en Córdoba, el Parque Sarmiento.
Luego también forestó y amplió el Parque
Tres de Febrero, poco después de que fuera nombrado por
concurso (algo muchas veces olvidado en las prácticas
actuales) Director de Parques y Paseos de la Ciudad de Buenos
Aires. Durante su gestión, además, tuvo el honor
de generar muchos de los más bellos espacios verdes que
nuestra ciudad tiene.
Algunos de los ejemplos de sus obras
son el Parque Patricios, Barrancas de Belgrano, el Parque Lezama,
el Parque Centenario, la Plaza de los Dos Congresos y la Plaza
de Mayo, entre otras. Y todos estos paseos son los que
le dan a nuestra ciudad un encanto único.
No hay viajero que no recalque la magnificencia
de nuestros espacios verdes. El responsable de esta virtud es
Carlos Thays. Pocos saben además que fue el quien
diseñó el Parque Nacional de Iguazú.
O el trazado de Palermo Chico. Este
paisajista francés vivió con su familia dentro
del Jardín Botánico mientras duró su remodelación
y a la hora de hacerla tuvo en cuenta las características
forestales de la Argentina si bien además de la flora
argentina reunió en él la de otras partes del
mundo.
El Jardín Botánico tiene millares de especies,
muchos paseos, visitas guiadas, pero no recalcaremos eso aquí.
Sería bueno que reflexionemos porque tan pocas personas
lo visitan.
Porque hay tan poca gente del lado de
adentro y tanta del lado de afuera. Muchas veces, el estar sentado
en un banco observando el exterior, el tráfico, el ajetreado
trajín de muchos que corren detrás de vaya a saber
uno que, nos hace pensar cuán lejos estamos de la naturaleza
y que poco nos detenemos a pensar o a meditar.
Estar en contacto con las plantas probablemente
nos haga relativizar nuestra existencia. Es que finalmente,
pensemos que la mayor parte de ellas nos sobrevivirán.
Además, los árboles mueren de pie.