Es que pese a que la economía
crece a casi un diez por ciento anual, los desfalcos de diversa
índole producidos en el pasado, llevan a que muchos ahorristas
aún no confíen en el sistema bancario argentino.
Y sus ahorros los transforman en dólares.
Los verdes son siempre verdes. Y sino pregúntenle a Antonini
Wilson si lo encuentran por Miami.
Por eso, además, de las casas
de Cambio legales y reconocidas, siempre hay arbolitos
en algunas esquinas neurálgicas ofreciendo dólares
a quien desee comprarlos, o al revés.
Esta compra de dólares igualmente
no provoca que esta moneda aumente ya que existe superávit
fiscal, y además desde el Banco Central, con el ingreso
de los dólares de las exportaciones, su Presidente Martín
Redrado vive pergeñando una cuidadosa operatoria para
que el dólar no se dispare.
Esto hasta ahora continua dando sus resultados,
y muy lejos estamos de que se vivan esas corridas del pasado.
Pero los arbolitos, las
casas de cambio truchas o las mesas de dinero, siguen
haciendo su agosto con otras actividades en los que la compra-venta
de esa moneda está involucrada.
Pese al crecimiento económico, que recordemos se basa
en el tres a uno y en un retroceso del treinta por ciento del
PBI al que nuestro país llegó en la crisis del
2001, muchas otras cuestiones parecen prendidas con alfileres.
En el área económica está
la cuestión energética, la inflación disfrazada
y los conflictos con los productores agrícola-ganaderos,
que viven una contradicción entre los precios internos
y externos, sumados a la falta de inversión del pasado.
Pero bastante más visibles son las contradicciones políticas
del último tiempo.
Si bien el triunfo de Cristina parece
asegurado y mucho más aún si tenemos en cuenta
la falta de oposición, los recientes resultados electorales
en algunas provincias dan la impresión que el Kirchnerismo
es fuerte nacionalmente, por ahora, pero a nivel provincial
deja mucho que desear.
Binner derrotó a Bielsa (que perdió
una vez más y se alejó de la actividad política)
en Santa Fe, y en Córdoba hubo una virtual paridad que
dejó al candidato delasotista mal parado,
denuncias de fraude incluidas.
Ni más ni menos que en los dos
distritos más importantes después de Buenos Aires
y Capital.
Además, en muchas de estas elecciones,
que parecen marcar una contradicción con la tendencia
nacional, no sólo parece haber una disputa entre gobierno
y oposición, sino también entre las bandas
del gobierno que ya hace tiempo han comenzado a disputarse la
preeminencia de cara a un futuro gobierno.
De Vido y Fernández son las caras
más visibles de ambos bandos. Pero vaya uno a saber la
compleja madeja de interrelaciones que se tejen, en este intrincado
juego ajedrecístico, cuando lo que esta en juego ni más
ni menos que importantes partidas del presupuesto nacional.
No se le vienen tiempos fáciles a Cristina, que parece
estar bastante preocupada por estos choques dentro del Kircherismo
como así también por los resultados electorales
adversos en algunas provincias. Sumado esto a algunos problemas
económicos serios que deberá enfrentar.
Luego de la elección cordobesa,
muchos kirchneristas se plantean si no debió haber sido
la jugada apoyar a Juez en lugar de Schiaretti. Ya que aquel
empató sin aparato y además De La Sota, el padre
político de Schiaretti, no tiene muy buena relación
con el Presidente.
La verdad sea dicha, lo que caracteriza
a esta etapa política es la virtual desaparición
de los dos partidos tradicionalmente preeminentes. Y un proceso
de realineamiento que aún no parece estar del todo claro.