Monumento
a La Carta Magna y las Cuatro Regiones Argentinas, conocido
popularmente como De los españoles
Dueño de una historia particularmente entrelazada
con hechos curiosos, el arrogante Monumento a La Carta
Magna y las Cuatro Regiones Argentinas, conocido popularmente
como De los españoles, se yergue
incólume al desafío de los nuevos tiempos
edilicios y de los distintos planeamientos del tránsi-to
urbano en el cruce de las avenidas Del Libertador y Sarmiento,
en los jardines de Palermo. La magnitud de sus dimensiones
parece estar acorde con el abultado y complicado derrotero
que medió entre la decisión de los residentes
españoles de donarlo, solven-tando los costos, tomada
en julio de 1908, durante una reunión en el Club
Español en adhesión a los cercanos festejos
del Cente-nario de la Revolución de Mayo de 1910
y su inauguración oficial acontecida 17 años
después de los mismos.
Historia y adversidades

EL MOMUMENTO EL DIA DE LA INAGURACION
El 25 de mayo de 1927, tuvo lugar la ansiada inauguración.
Los acontecimientos adversos comenzaron una vez aprobado
el proyecto al encargársele los diseños de
la obra al gran escultor catalán Agustín Querol,
que sólo alcanzó a realizar los bocetos de
la misma, ya que falleció al año siguiente,
por lo que los planos debieron ser completados por otros
artistas, uno de los cuales, Cipriano Folgueras, también
murió en 1911.
Un hito significativo en su historia lo constituyó
la colocación de la piedra fun-damental, realizada
en 1910, durante la celebración del Centenario por
el presidente de la nación José Figueroa Alcorta
con la especial asistencia de la Infanta Isabel de Borbón,
tía de Alfonso XIII, rey de España, en lo
que fue el acto de comienzo de la construcción.
La colectividad española en nuestro país era
de 800.000 personas sobre una población de 6.500.000
habitantes con que contaba nuestro país, rico y próspero
para aquellos tiempos. La conmemoración de los cien
años fue largamente colmada de visitas ilustres,
exposiciones y muchas otras manifestaciones festivas asociadas
al suceso.
El 6 de marzo de 1916, se inscribe otro infortunio sobre
la crónica de su construcción, cuando el trasatlántico
Príncipe de Asturias, procedente de Barcelona, se
hunde a 90 millas de Río de Janeiro al chocar contra
una formación rocosa. En este accidente, además
de causar la muerte de más 450 personas entre pasajeros
y tripulación, al se pierde, en las profundidades
del océano, y una carga de ornamentos de mármol
y bronce que componían la estatuaria del Monumento.
En 1917 se pidieron réplicas de todo lo perdido en
el naufragio, y estas llegaron dos años más
tarde. Madrid había tardado demasiado en los envíos
y cuando llegaron e se encontraron con ci obstáculo
de tener que sortear un sinnúmero de problemas burocráticos
planteados por la Aduana local que pretendía cobrar
costosos impuestos para liberarlas, pese a que se había
fijado la eximición de dichos gravámenes.
Las gestiones demoraron casi tres años y al abrirse
los cajones muchas de las piezas se habían estropeado.
Para 1926, los trabajos estaban bastante avanzados y todo
parecía indicar que se podría inaugurar el
12 de octubre pero la iniciativa, en concordancia con la
cadena de reveses que habían signado su camino, se
frustró porque la Municipalidad no había podido
terminar la vereda circundante ni el mecanismo del juego
de agua y luces. Dispositivo que hoy no funciona.
Finalmente, el 25 de mayo de 1927, tuvo lugar la ansiada
inauguración. La ceremonia fue presidida por
el conde de Amalfi, quien en nombre del rey Alfonso XIII
y ante la presencia de los titulares de todas las entidades
que agrupaban a la colectividad hispana, hizo la simbólica
entrega del mis-mo al presidente Marcelo T. de Alvear.
Colosal monumento
Su grandeza lo convierte en el mayor monumento de Buenos
Aires. Su calidad estética ha recogido tantas opiniones
a favor como en contra pero reúne valores decorativos
muy expresivos respecto de la intención que lo hizo
realidad y, como tal, es una construcción que, por
su implicancia, jerarquiza y enriquece a la gran ciudad.
En su cima se ubica una gran estatua de La República,
y su basamento se conforma por un grupo escultórico
alegórico a El Trabajo, y otras figuras que representan
a Los Andes, El Plata, La Pampa y El Chaco. Además
de reproducir un párrafo del Preámbulo de
la Constitución Nacional, posee cuatro grandes inscripciones
que dicen: ~ A la Nación Argentina en su primer centenario,
por España y sus hijos; Uno mismo, el
idioma; De una misma estirpey Grandes
sus destinos ~ Elocuentes frases que reflejan fielmente,
no sólo la inspirada de cisión de aquellos
inmigrantes españoles de homenajear a su nueva tierra
de residencia, sino también expresar un legado perdurable
de la inquebrantable hermandad entre los dos pueblos. El Monumento de los Españoles, es uno de los más
expresivos obsequios que un país ha hecho a otro,
acto magnificado y engrandecido, porque proviene de quien
lo había tenido bajo su dominio como celebración
hacia quien de él se había independizado.
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